Ganó
el mejor y esa conclusión es indiscutible. Chivas lo fue colectiva e
individualmente a lo largo del partido, además de que anotó los goles
en los momentos precisos —cuando más los necesitaba— y tal vez el score
(2-0) quedó corto si uno se remite a las varias opciones que, sobre
todo al final, desperdició el conjunto de Guadalajara.
Sin embargo, la imagen que dejó San José en su reencuentro con
la Copa 12 años después no fue tan mala ni provoca tanto desaliento
(como el que inundó unos días atrás por la distinta, casi penosa, faena
de Real Potosí en su visita a Cruzeiro), sino que guarda una dosis de
esperanza, especialmente pensando en que los recursos que tiene —que en
parte mostró anoche— puedan servirle para apostar cuando le toque ser
local.
La diferencia entre Chivas y San José se marcó profundamente a
partir del segundo tanto del local, vía penal, en instantes en que el
conjunto boliviano se disponía a afrontar una segunda mitad con cierta
determinación para ir por el empate.
La falta de Alvarenga sobre Solís y el remate bien colocado de
Santana, a los 8 minutos del segundo periodo, golpearon casi
definitivamente al orureño.
Antes de que eso ocurriera, el partido fue otro. Si bien lo
manejó Chivas, San José lo luchó, metió presión y hasta dispuso de
algunas opciones que en la misma medida desperdició.
El gol de apertura, a los 27 minutos del primer tiempo, a
cargo de Solís, llegó cuando parecía que el “Santo” tenía el partido
bajo control, porque al menos no había pasado tantos sofocones. La
anotación lo derrumbó temporalmente, y le costó levantarse, pero cuando
lo hizo, pudo empatar, en especial a través de un contragolpe de
Cerutti, cuyo centro no pudo empalmar García (35&rsquo.
El mismo Gerson dispuso de otra posibilidad a los 5 minutos
del complemento, la mejor de San José en todo el partido, pero su
definición, tras un gran pase de Peña, hizo que la pelota se fuera
cerquita de uno de los palos.
No haber convertido le costó caro al “Santo”, porque luego
vino el penal, el segundo tanto de Guadalajara, y el partido cambió por
completo.
Alex, luchando contra el resto del mundo, y Peña, intentando
darle claridad al juego, fueron insuficientes para un San José que de
mitad para atrás sintió demasiado el golpe y entregó licencias que
Guadalajara utilizó para atacar una y otra vez, por lo general fallando
en la definición; vale decir que los errores propios del cuadro
mexicano fueron los que evitaron una goleada de la que se salvó el
boliviano.
El debut “santo” en el grupo 6 de la Libertadores se saldó con
una derrota, merecida pero no tan dolorosa. No fue un equipo metido
atrás sólo apostando por un milagroso empate. Y lo que es más
importante, demostró algunos interesantes pasajes que hacen suponer
que, olvidándose de lo que pasó anoche en el Jalisco, a vuelta de
página pueden venir días mejores.
SE HIZO SENTIR
Fue pequeña la barra que tuvo San José en el Jalisco. Unas 10
personas, vestidas con la camiseta del conjunto “santo” y portando un
par de banderas bolivianas, hicieron escuchar su voz de aliento. El
entusiasmo de esa gente no se apagó ni siquiera cuando el partido ya
estaba definido.
VACA, NOTABLE
Transcurrían los 30 minutos del primer tiempo y Chivas ya
ganaba 1-0. La zaga de San José cometió una falta que, por la
distancia, invitaba a otro gol del conjunto local. Habría sido, gracias
a la magnífica pegada de Morales, pero el arquero Daniel Vaca lo evitó
de manera estupenda. En el penal, el golero intuyó bien, pero le faltó
poco para alcanzar el esférico. Tuvo también un par de buenas
intervenciones más.
COELHO, PERDIDO
El peor jugador de San José fue el brasileño. Nada que ver con
la experiencia que, por los años y los partidos internacionales que
tuvo, debió aportar. No lo vio así el técnico Marcos Ferrufino, quien
optó por dejar a Coelho en la cancha hasta el final. A propósito: el DT
sólo hizo un cambio, y éste fue cuando el partido estaba a punto de
terminar.